Rodin y el Balzac.
En 1883 la “Societé
des Gens de Lettres” encarga a Rodin
realizar un monumento en honor a
Honoré Balzac.
El monumento a Balzac será una de las obras más importantes
y significativas de Rodin. Utiliza un lenguaje formal totalmente nuevo,
adelantándose a su tiempo y preparando el camino a la escultura del siglo XX.
Es el comienzo de la escultura moderna.
Las formas y volúmenes en el Balzac están
simplificadas, renunciando a imitar la
realidad.
Su intención no es fijar el aspecto externo del escritor,
sino evocar la esencia de su personalidad.
Sobre el Balzac, Rodin comentó:
“Nada de lo que hasta entonces había hecho me había satisfecho tanto,
porque nada me había costado tanto trabajo, nada expresa mejor la quintaesencia
de lo que yo considero la ley secreta de mi arte”
La crítica fue enorme y las reacciones fueron de lo más mordaces y pintorescas: “
saco de carbón,… enorme feto, … larva
informe…, pingüino…etc” .
La “Societé des Gens
de Lettres” finalmente no aceptó la obra
terminada. Rodin volvió a
comprar la obra, colocándola en su casa de Meudon, a la espera de que su obra fuera
comprendida.
Es celebre su comentario ante el Balzac:
“Si la verdad tiene
que morir, mi Balzac será hecho pedazos por las generaciones futuras. Pero si
la verdad es imperecedera, profetizo que mi escultura hará su camino. Esta
obra, sobre la que se burló todo el mundo y que fue ridiculizada por todos los
medios, ya que no era posible destruirla, forma el núcleo de mi vida, el eje de
mi estética. Desde el día que la concebí soy otra persona”
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