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lunes, 22 de abril de 2013

Rodin


Rodin y el Balzac.

En 1883  la “Societé des Gens de Lettres” encarga a Rodin  realizar un monumento  en honor a Honoré Balzac.
El monumento a Balzac será una de las obras más importantes y significativas de Rodin. Utiliza un lenguaje formal totalmente nuevo, adelantándose a su tiempo y preparando el camino a la escultura del siglo XX. Es el comienzo de la escultura moderna.
Las formas y volúmenes en el Balzac están simplificadas,  renunciando a imitar la realidad.
Su intención no es fijar el aspecto externo del escritor, sino evocar la esencia de su personalidad.

Sobre el Balzac, Rodin comentó:
 “Nada de lo que hasta entonces había hecho me había satisfecho tanto, porque nada me había costado tanto trabajo, nada expresa mejor la quintaesencia de lo que yo considero la ley secreta de mi arte”



La crítica fue enorme y las reacciones  fueron de lo más mordaces y pintorescas: “ saco de carbón,… enorme  feto, … larva informe…, pingüino…etc”  .
 La “Societé des Gens de Lettres” finalmente no aceptó la  obra terminada. Rodin volvió a
comprar la obra, colocándola en su casa de Meudon,  a la espera de que su  obra fuera
comprendida.
 Es celebre su comentario ante el Balzac:
“Si la verdad tiene que morir, mi Balzac será hecho pedazos por las generaciones futuras. Pero si la verdad es imperecedera, profetizo que mi escultura hará su camino. Esta obra, sobre la que se burló todo el mundo y que fue ridiculizada por todos los medios, ya que no era posible destruirla, forma el núcleo de mi vida, el eje de mi estética. Desde el día que la concebí soy otra persona”


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